Internet pasó a formar parte de nuestro mundo cotidiano, desde hace años, su auge y presencia han venido inundando nuestro entorno al punto de que la forma de comunicarnos y relacionarnos cambió para acercarnos a los que están lejos pero tristemente, también para alejarnos de los que tenemos cerca.
Es así como muchas veces dentro de una casa u oficina, dos o más personas se comunican a través de un pin o chat, dejando de lado lo que expresan los ojos cuando nos miramos o la incomparable sensación de tomar al otro de la mano y sentir sus palpitaciones y energía.
Un día, me contaba mi hijo acerca de una discusión que tuvo por chat! Si, por chat! Como consecuencia de la misma, un alejamiento, la pérdida de una amistad! Me dijo: “me gritó!” y le pregunté, Como se grita por chat? Como sabes que intentaba expresar? Como sabes que cara puso? Como sabes si estaba triste, enojado o necesitado de afecto? Su respuesta fue que eso era sencillo de reconocer por la forma de escribir…
Cuántas veces hemos escuchado de parejas que se separan, pelean o enfrentan por un chisme de Facebook! Una foto imprudente o mal intencionada; Una amistad sospechosa o un “es tu amigo porque lo tienes agregado!”
Cuantos hijos solo saludan a su madre o padre tan solo por un mensaje de texto (muchas veces hermoso pero al final frío), dejando de lado un abrazo, un beso, una caricia…
“Internet es un mundo aparte” me dijo hace unos 6 años el primer técnico que me acercó a la red y tenía razón un mundo enorme, maravilloso y abarrotado de información y canales, muchos positivos, otros terriblemente nocivos, como la vida misma pero mucho más frío, más distante…
Cuantas citas a ciegas? Cuantas relaciones inspiradas en lo “virtual” mientras “podemos conocernos de verdad”? Cuantos casos de infidelidad en un video chat (real acaso o no?) Cuantos amores de “foto”? Cuantos suspiros frente a un monitor? Pero también cuantas decepciones, cuantos vacíos, cuanta soledad, cuanta dificultad para relacionarnos cara a cara…!
Nuestros jóvenes, nuestros niños y adolescentes nos necesitan. Enseñemos con el ejemplo el valor de una mirada a los ojos de la persona con quien conversamos, el poder sanador de un abrazo, la importancia para poder conocer a alguien de verdad, de tomar sus manos, de conocerlo personalmente sobre todo, de escuchar la forma como se expresa y lo que dicen sus gestos y movimientos!; de relacionarnos en la red, claro que sí, pero mucho más de seguir siendo humanos que se conocen cara a cara…
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